4. Despertares borrascosos.

En el centro de la ciudad una dulce Alma empieza a despertarse. Las persianas siguen echadas, ella necesita ver la luz del Sol. De pequeña ya temía la oscuridad.
Amanece en una habitación extraña y automáticamente empieza a recordar la noche anterior. Los chicos, la bebida, humo de bar. Y esa desconocida que la había traído
hasta su piso para salvarla. Ni siquiera sabia quien era, pero recordaba su olor. Amaderado, como los que usan las chicas más elegantes de la urbe. Eso la fascinaba, esa chica
tenia fuerza y seguridad, la envidiaba. Así que empezó a descifrar cada rincón de la estancia. Libros  muchos libros, un tocadiscos y cuadros donde, bajo su punto de vista, las personas retratadas parecían de un planeta lejano.
Sentada en la cama, Alma se mira con asco, decide darse una ducha. Mientras el agua cae sobre ella, piensa en aquella noche. Uve la había abandonado. Había estado en un bar cutre bebiendo vete a saber qué,
y estado con gente desconocida y borracha. Todo ese ambiente era ajeno a ella, siempre lo había despreciado y mirabaa ese tipo de gente por encima de su hombro, sintiendo lastima por ellos.
 Pero ahora se compadecía de sí misma , porque pensaba en ellos y se le dibujaba una sonrisa en la cara.
Su ruptura había echo que no pudiera volver a su piso. Ese sitio podría ser un buen hogar. Pero le faltaban flores.

*

En otra habitación de otro barrio, el olor de sudor y alcohol seco despiertan a Martín  Camina hacia la cocina en calzoncillos, presionando su cabeza, y echa una pastilla efervescente en un vaso de agua. Prepara café.  Mira las paredes como si fuera un día mas. Hasta que recuerda. Dionisio sonríe mientras le trae otra copa. El se siente en una burbuja.

Va a ese bar desde hace años, puede que le hayan visto crecer allí. Pero nunca se había topado con aquellas dos chicas, y no se las podía sacar de la cabeza.
Desde luego, eran muy atractivas, pero no se trataba de eso. Si no del misterio que las envolvía.
Pone cuidadosamente el vaso usado en la pica, con cuidado de no tirar el resto de vajilla que descansa ahí,esperando ser lavada. Comienza un día mas, y esta vez con una resaca de las gordas. Suena su móvil y descuelga, tras hablar, se viste con la vieja camiseta de siempre y los tejanos rotos, se enciende un pitillo, recoge sus herramientas; el papel, cartón , mechero
y la china de costo. Coge las llaves saliendo a la vida.

*                                                                            

Carolina se despierta tras el ruido seco por haber golpeado su pupitre. No había podido dormir en su sofá, había sido una noche larga e incomoda. Ahora se descubría quedándose
dormida en clase, debería dejar de pernoctar los días de entre semana.
Mira su nota de apuntes vacía. No iba a ser un día productivo, pero había dejado a una desconocida en casa, y cuando llegara pensaba contar cada una de sus cosas para asegurarse de que no le había robado nada.  Ni siquiera sabía si seguiría en su cama cuando llegara de la universidad.
Pero sabia que esas cosas, no tenían gran importancia,y que debía estar atenta aunque solo quedaran diez minutos de clase. Necesitaba esa carrera para salir de esa estúpida ciudad, tenia grandes planes de futuro.
Cogió su boli empezando a anotar toda esa parrafada que salia de la boca del profesor. Lo que decía,  como lo decía, dejaba ver claramente que, no tenia el mas mínimo interés en todos esos nombres de filósofos, pero aún así su labor era enseñar, ineptamente.
"Todo es cuestión de pasión" pensó. Y agarró fuertemente el bolígrafo mientras apretaba los dientes.